
La palabra qere (קְרֵי) significa «lo que se lee» en arameo, mientras que la palabra ketib (כְּתִיב) significa «lo que está escrito» en hebreo. Estos términos se utilizan en la Biblia hebrea para referirse a una práctica de los escribas masoréticos que consistía en indicar, en el margen de los manuscritos, una lectura diferente a la que se encontraba en el texto consonántico.
Los escribas masoréticos creían que la Biblia hebrea era la palabra de Dios y que, por lo tanto, era importante preservarla con precisión. Sin embargo, también eran conscientes de que el texto consonántico, que se remonta a la época del Segundo Templo, podía contener errores o inconsistencias. Por lo tanto, desarrollaron un sistema de qere y ketib para indicar las lecturas que creían que eran correctas.
Los qere y ketib se pueden encontrar en toda la Biblia hebrea, pero son más comunes en los libros de la ley. Por ejemplo, en Génesis 1:1, el texto consonántico dice בְּרֵאשִׁית בָּרָא אֱלֹהִים אֵת הַשָּׁמַיִם וְאֵת הָאָרֶץ, que se traduce como «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». Sin embargo, el qere para esta palabra es אֱלֹהִים, que significa «Dios». Esto se debe a que el texto consonántico podría interpretarse como «en el principio, los cielos y la tierra crearon a Dios».
El sistema de qere y ketib ha tenido una influencia significativa en la interpretación de la Biblia hebrea. Los estudiosos a menudo recurren a los qere para resolver problemas textuales o para proporcionar una interpretación más precisa del significado de un pasaje.
El sistema de qere y ketib es un testimonio de la dedicación de los escribas masoréticos a preservar la Biblia hebrea con precisión. También es un ejemplo de cómo la tradición oral puede ayudar a preservar el significado de un texto.