La evidencia externa, tiene que ver con los campos seculares independientes que confirman el texto bíblico. Parte de esta evidencia incluye la confirmación histórica, arqueológica y geográfica de los eventos, lugares o circunstancias bíblicas.
1. Su Supervivencia
Aunque fueron escritas sobre materiales perecederos y que era necesario copiarlas a mano por cientos de años, antes de la invención de la prensa de tipos movibles, las Escrituras nunca han perdido ni su estilo ni su exactitud, ni nunca han llegado a ser casi aniquiladas. Comparada con otras obras literarias antiguas, la Biblia tiene más evidencia textual en su apoyo que la evidencia combinada de diez piezas de literatura clásica.
La Biblia, empero, no sólo es única por su supervivencia durante los tiempos sin imprenta, sino también por la supervivencia bajo muchas acometidas implacables. Durante siglos hubo hombres que intentaron destruirla y quemarla. Reyes y césares incluso líderes religiosos lo consiguieron con celo fanático. Diocleciano, en 303 d.C., ordenó la erradicación de todos los cristianos y su santo libro. Fue la mayor acometida contra la Biblia: murieron cientos de miles de cristianos y casi todos los manuscritos de la Biblia fueron destruidos. Sin embargo, la Biblia volvió a emerger rápidamente, y la ironía de la historia fue que, 22 años después, Constantino, en el 1er concilio ecuménico, elevó la Biblia a autoridad infalible. Asimismo encargó al obispo Eusebio hacer 50 copias de la Biblia a costa del gobierno. Algo semejante ocurrió con frecuencia. El racionalista francés, Voltaire, muerto en 1778, se atrevió a decir que la Biblia, luego de 100 años, sólo sería una antigüedad; pero a los 50 años de su muerte, la Geneva Bible Society inauguró su imprenta y casa para producir montones de Biblias.
Al Imperio Romano sucede la Edad Media. La Iglesia Romana privó al pueblo de la Biblia tan eficazmente que durante siglos fue casi desconocida. Lutero, según nos dice, ya era adulto cuando viera una Biblia por primera vez. Por decisiones conciliares y anatemas papales, las Biblias fueron quemadas en público, y lectores de la Biblia condenados, martirizados y quemados vivos por la Inquisición. Luego de la Reforma, llegó un lento cambio al respecto. En Alemania brotó una legión de racionalistas que concibió los ataques más salvajes y violentos. Pero desde entonces la Biblia es más divulgada, leída y querida que nunca. Los enemigos han muerto, y la Biblia se mantiene firme como una roca.
¿Qué libro puede comparársele? Es el más divulgado, porque es el más querido en la tierra. Pero lo asombroso es que, al mismo tiempo, sea el más citado y criticado del mundo. Ni un capitulo ni una línea se vio libre de crítica; ¿hay otro libro en la literatura al que le ocurra esto? Sí, hay muchos que también han sido muy criticados; pero éstos cayeron en el olvido.
2. Su Propagación
La Biblia es el libro más antiguo del mundo que aún sobrevive. Cada año se distribuyen unos sesenta millones de Biblias o porciones de ella. La primera edición impresa con caracteres móviles salió de la prensa del inventor alemán Johanes Gutemberg en el año 1455, es conocida como la Biblia de 42 líneas, y fue llamada así por el número de líneas impresas en cada página, y también para diferenciarlo de la edición posterior de 36 líneas. Hasta entonces el que quería una Biblia, o parte de ella, tenía que copiarla o pagar a quien se las copiase.
Ningún volumen de la Biblia ha sido tan manoseado, difundido, analizado, leído, repasado y versionado hasta la saciedad en toda la Historia de la Humanidad. Sin campaña de publicidad ni taimados agentes literarios.
La Biblia superó en gran escala a los grandes bestsellers del mundo en el 2021, por lo menos así lo asegura el último informe del Guinness World Records (2021), según el cual durante el año anterior, el texto que sirve de base a los cristianos de todo el mundo superó los 100 millones de ejemplares vendidos en 100 países y 23 idiomas, convirtiéndolo así en el más vendido de todos los tiempos.
A pesar de que es imposible saber con exactitud cuántas copias se han impreso en mil 500 años, desde que se estandarizó su contenido, la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera sostiene que el número total probablemente se encuentre entre los 5 y los 7 mil millones de copias vendidas.
En los 50 años que siguieron a la Biblia de Gutenberg en 1454, y se estima que las imprentas europeas han hecho 15 millones de libros, la mayoría de los cuales eran Biblias.
Según el libro de los Récord Guinness, se ha llegado a la cifra de 5 a 7 mil millones sumando las cifras mencionadas anteriormente a las estimaciones anuales compiladas por Sociedades Bíblicas Unidas (la organización coordinadora mundial). En el siglo XXI, las Biblias se imprimen a un ritmo de alrededor de 80 millones por año.
3. La Exactitud Bíblica
La exactitud histórica de las Escrituras es única en su clase, muy superior a los escritos de Egipto, Asiria, y otras naciones más recientes. Confirmaciones arqueológicas de los datos bíblicos han sido casi innumerables en los últimos cien años. Dr. Nelson Glueck, probablemente la mayor autoridad moderna sobre Arqueología israelita, ha dicho:
«Ningún descubrimiento arqueológico se ha contrapuesto jamás a una referencia bíblica. Se han realizado listas de resultados arqueológicos y afirmaciones históricas que se confirman claramente y con lujo de detalle en la Biblia. Y de igual modo, una justa evaluación de las descripciones bíblicas han conducido frecuentemente a asombrosos descubrimientos.»
Por siglos, los escépticos han tratado de desacreditar la fidelidad con la cual la Escritura registra los eventos bíblicos. De hecho, las “contradicciones bíblicas” es un campo creciente en los escritos de los escépticos. Sin embargo, la exactitud bíblica es uno de los aspectos más impresionantes y sobresalientes del texto sagrado, veamos algunos ejemplos:
3.1. Los Hititas
La Biblia menciona a los hititas (heteos) más de 40 veces, y tan temprano como en el tiempo de Abraham (Génesis 15:20). Pero hace más de un siglo atrás, no existía evidencia histórica de la existencia de este pueblo. Este hecho guió a muchos eruditos y críticos de la Biblia a mofarse de las historias bíblicas que hacían referencia a los hititas. Esas burlas se desvanecieron cuando a finales de 1800, A.H. Sayce descubrió inscripciones en Siria que finalmente designó como hititas. También se desenterró los restos de la capital hitita, Hattusa, con sus enormes palacios y templos. Estos descubrimientos han causado que los historiadores reconozcan que “de un pueblo llamado hitita se tiene conocimiento desde hace mucho tiempo gracias a la Biblia. Personajes con este nombre aparecen y desaparecen de la escena en algunos dramas conocidos del Antiguo Testamento”.
3.2. Camellos en Egipto
La Biblia relata que mientras Abraham estaba en Egipto, Faraón le dio muchos presentes, incluyendo camellos. Por mucho tiempo los críticos declaraban que el registro bíblico de la existencia de camellos domesticados en el tiempo de Abraham (2000 a.C. aprox.) era erróneo. Pero ahora existe evidencia suficiente para concluir que estos críticos han estado equivocados por mucho tiempo, y que otros han ignorado la evidencia debido al prejuicio contra el registro bíblico.
3.3. Los Filisteos
La Biblia también registra la presencia de los filisteos tan temprano como en el tiempo del patriarca Abraham (Génesis 21:32,34). Por algún tiempo, los críticos consideraron este registro como un anacronismo (un error que consiste en atribuir detalles a una fecha que no le corresponde) insertado posteriormente en el relato mosaico. Esta acusación se generó debido a la suposición infundada que los filisteos fueron una nación grande para el tiempo del patriarca. Pero la Biblia no sostiene tal idea. De hecho, la palabra “filisteo” fue un término genérico que se usó para hacer referencia a la “gente del mar”.
3.4. El libro de Hechos de los Apóstoles
Por mucho tiempo se cuestionó la fidelidad del libro de Hechos. Incluso “los teólogos eruditos más conservadores pensaban que el plan de defensa más sabio para el NT como un todo era decir lo menos posible acerca del libro de Hechos”. William Ramsay, un erudito que cuestionaba la fidelidad de este libro, dirigió una expedición arqueológica en el Asia Menor con el fin de desaprobar completamente la veracidad de Hechos. Pero después de años de excavación, concluyó que Lucas (el escritor de Hechos) fue un historiador excepcional. Lucas menciona aspectos geográficos e históricos con precisión extraordinaria.
Los hallazgos arqueológicos corroboran las historias registradas en la Escritura. Aunque muchos incrédulos a través de la historia, han tratado de encontrar evidencia arqueológica que desacredite lo registrado en la Biblia, han fracasado. Es fácil decir que la Escritura es falsa, probar que lo es, es otra cosa. De hecho, esto nunca ha sucedido. Al considerar los errores que se pueden encontrar en los documentos de los escritores antiguos (por ejemplo, Horacio, Herodoto, Tácito, Aristóteles, Josefo), y al considerar el hecho que “errar es humano”, es completamente sorprendente que los escritores de la Biblia registraron sus escritos con tal precisión y fidelidad. Hasta el momento, no se ha encontrado ninguna contradicción legítima en el registro bíblico.