Martín Lutero, conocido como el líder de la Reforma Protestante, realizó una de las obras más influyentes para el cristianismo y la cultura alemana: la traducción de la Biblia al alemán. Este proyecto se inició durante un período crucial en su vida, cuando, tras ser excomulgado y proscrito en la Dieta de Worms en 1521, encontró refugio en el castillo de Wartburg, bajo la protección de Federico el Sabio. En esta fortaleza, aislado del mundo exterior y bajo un pseudónimo, Lutero comenzó su traducción del Nuevo Testamento directamente del griego al alemán, un esfuerzo que cambiaría la forma en que el pueblo alemán se relacionaba con las Escrituras y que influiría en traducciones futuras en otros idiomas.
Lutero se propuso hacer que el texto sagrado fuera comprensible para todos los hablantes de alemán, sin depender de la mediación del clero. Inspirado por su convicción de que la Biblia es la autoridad final y que todo cristiano tiene el derecho de acceder a ella, Lutero dedicó su traducción al lenguaje cotidiano del pueblo. Se basó en el griego para el Nuevo Testamento y, más adelante, en el hebreo para el Antiguo Testamento, evitando las versiones en latín, ya que quería que la traducción reflejara el texto original lo más fielmente posible.
El trabajo de traducción del Nuevo Testamento le tomó aproximadamente once semanas, publicándose en 1522, apenas un año después de su llegada a Wartburg. Este texto, conocido como el «Nuevo Testamento de Lutero,» tuvo un gran éxito y fue leído ampliamente en toda Alemania, permitiendo que personas de diferentes contextos y regiones pudieran acceder por primera vez al mensaje de la Biblia en su idioma nativo. Lutero dedicó los siguientes años a la traducción del Antiguo Testamento, un esfuerzo en el que contó con la colaboración de otros eruditos y amigos. Esta fase fue aún más compleja, pues implicaba trabajar con el hebreo bíblico, un idioma menos familiar para Lutero y sus contemporáneos.
En 1534, la Biblia completa en alemán fue finalmente publicada, un hito que no solo tuvo un impacto espiritual, sino también cultural. La traducción de Lutero unificó los diversos dialectos alemanes en un lenguaje escrito común, sentando las bases de un idioma alemán estandarizado. Además, su estilo fue claro, directo y accesible, utilizando expresiones y modismos del habla cotidiana que ayudaron a que las Escrituras resonaran con el pueblo de una manera nueva. Para Lutero, era crucial que las palabras de Jesús, los profetas y los apóstoles pudieran ser entendidas por el campesino, el artesano y el comerciante, de modo que cada creyente tuviera una relación directa con el mensaje de salvación.
Lutero también incorporó notas y prólogos a cada libro de la Biblia, explicando pasajes difíciles y ofreciendo contexto teológico. Estas introducciones ayudaron a los lectores a interpretar las Escrituras desde una perspectiva reformada y a reconocer la relevancia de cada libro en la vida cristiana.
La traducción de la Biblia al alemán por Lutero inspiró a otros reformadores a realizar traducciones en sus propias lenguas vernáculas. En Inglaterra, William Tyndale se basó en el trabajo de Lutero para crear una traducción al inglés, mientras que en otros países europeos también se produjeron Biblias en los idiomas nativos de la gente. Así, la labor de Lutero marcó un antes y un después en la historia de la Biblia, promoviendo un acceso libre y directo a las Escrituras que continúa hasta nuestros días.
Para profundizar en este aspecto de su vida, una recomendación en español es el libro «Martín Lutero y la traducción de la Biblia» de Valdo Galland, que analiza el impacto lingüístico y teológico de la traducción de Lutero, así como sus esfuerzos para hacer que el mensaje bíblico fuera accesible a todos los cristianos alemanes.