William Tyndale, un erudito y traductor inglés del siglo XVI, es recordado por su traducción revolucionaria de la Biblia al inglés, un esfuerzo que le costaría la vida pero que transformaría para siempre la relación del pueblo inglés con las Escrituras. Nacido alrededor de 1494, Tyndale fue profundamente influenciado por las ideas de reforma religiosa en Europa y estaba convencido de que todos los cristianos debían tener acceso directo a la Biblia en su lengua materna. Su trabajo, a diferencia de las traducciones anteriores que se basaban en el latín, tomó directamente los textos originales en griego y hebreo, buscando la mayor fidelidad y claridad posible.
La misión de Tyndale comenzó cuando, al solicitar autorización para traducir la Biblia en Inglaterra, se encontró con una negativa. Las autoridades eclesiásticas se oponían firmemente a la idea de que el pueblo pudiera interpretar la Biblia sin la guía del clero. Tyndale se trasladó entonces a Alemania, donde, en 1526, imprimió y publicó su traducción del Nuevo Testamento. Esta traducción fue innovadora tanto en su precisión como en su accesibilidad, utilizando un inglés claro que permitía a los lectores comprender las enseñanzas cristianas de forma directa y personal. Tyndale incluso introdujo términos que influirían en la tradición inglesa de lectura bíblica, como “pasar por alto” para expresar perdón y “redentor” en referencia a Cristo.
La traducción de Tyndale fue recibida con entusiasmo por muchos, pero fue considerada peligrosa por las autoridades de la Iglesia en Inglaterra, que quemaron copias de sus traducciones y persiguieron a aquellos que las distribuían. A pesar de esta persecución, las Biblias de Tyndale siguieron circulando en secreto y se convirtieron en un símbolo del deseo de reforma y de acceso libre a las Escrituras. Su obra fue la primera traducción en inglés de los textos originales griegos y hebreos, marcando un avance crucial en la historia de la traducción bíblica.
No obstante, el trabajo de Tyndale le trajo una amarga persecución. En 1535 fue traicionado, arrestado y encarcelado en Bélgica. En 1536, tras ser declarado hereje, fue condenado a morir en la hoguera. Antes de morir, según se cuenta, Tyndale oró diciendo: “¡Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra!” Su oración y su labor no fueron en vano. Solo unos años después, el rey Enrique VIII autorizó una versión oficial en inglés de la Biblia, que se basó en gran medida en la traducción de Tyndale.
El legado de Tyndale es vasto y duradero. Su traducción fue una fuente fundamental para las posteriores Biblias en inglés, incluida la influyente Biblia del Rey Jacobo de 1611, que tomó aproximadamente el 80-90% del trabajo de Tyndale en sus propias traducciones del Nuevo Testamento y gran parte del Antiguo. Además de su influencia en la literatura y el idioma inglés, el trabajo de Tyndale estableció un precedente inquebrantable en la tradición protestante de hacer las Escrituras accesibles para el pueblo.
Para quienes desean conocer más sobre Tyndale, un excelente recurso en español es «William Tyndale: El Héroe de la Biblia Inglesa» de David Daniell. Esta obra examina no solo la vida y la trágica muerte de Tyndale, sino también su legado como el «padre de la Biblia inglesa,» explorando cómo su trabajo cambió el curso de la historia cristiana y literaria en Inglaterra.