Después de la Primera Guerra Mundial, las Sociedades empezaron a buscar maneras de coordinar su trabajo por medio de acuerdos de “cortesía” y agencias conjuntas. En 1932, los delegados de las Sociedades Bíblicas en los Estados Unidos, Inglaterra y Gales, y Escocia se reunieron en Londres para coordinar sus actividades. Los beneficios que obtendrían al compartir sus experiencias y prácticas se hicieron cada vez más evidentes, y en 1939 en Woudschoten, Países Bajos, estas tres Sociedades, a las que se unieron las Sociedades Bíblicas en Francia, Países Bajos y Noruega, se reunieron para planificar el establecimiento de un “Concilio Mundial de Sociedades Bíblicas”. La realización de sus planes se demoró debido a la Segunda Guerra Mundial, pero después, en 1946, delegados de 13 países se congregaron en Haywards Heath, Inglaterra, donde el 9 de mayo se fundaron las Sociedades Bíblicas Unidas. A partir de 1946, las Sociedades, tradicionalmente poderosas, dejaron el control directo del trabajo en otros países y estimularon el desarrollo de Sociedades nacionales autónomas. Las Sociedades miembros han establecido también una estructura de comités y oficinas para ayudarlas en su trabajo, y han fijado un presupuesto en común, por medio del cual se comparten los recursos financieros.