Infalible e Inerrable son palabras descriptivas que se añaden con frecuencia para aclarar lo que es la doctrina ortodoxa en cuanto a la inspiración de la Biblia.
Infalible
Se declara que la Escritura es infalible en el sentido de ser precisa e inmune a todo error; incapaz de estar mal o equivocada o ser inexacta o engañosa; absolutamente confiable y segura. A veces el término se usa para personas, por ejemplo, algunos han asegurado que el Papa es infalible ¡ningún papa o sacerdote o pastor o persona es infalible!, pero Dios es infalible y por eso Su Palabra es infalible (Juan 10:35). Las personas se pueden equivocar, pero no la Biblia (Mateo 22:29).
Inerrable
También se declara que la Escritura es inerrable, significando con ello que la Biblia es libre de toda clase de error (incluyendo errores históricos, cronológicos, genealógicos o científicos), no tiene errores, total y completamente libre de errores, absolutamente verdadera, sin faltas, sin defectos, sin contradicciones, sin discrepancias, sin inconsistencias, sin inexactitudes, sin incorrecciones, sin desacuerdos, sin imperfecciones, sin confusiones, sin engaños, sin torpezas, sin mentiras (Tito 1:2; Hebreos 6:18), sin falsedades, sin ideas falsas, sin falsas impresiones, la VERDAD, toda la VERDAD y nada más que la VERDAD (Juan 17:17; Salmo 119:160).
Aunque la Biblia puede registrar en ocasiones declaraciones de los hombres que no son ciertas, o incluso palabras de Satanás, como en Génesis 3:4, en todos esos casos, aunque la declaración atribuida a Satanás o a los hombres está fielmente registrada, está claro que Dios no afirma la verdad de tales declaraciones.
Al afirmar que la Biblia está verbal y plenamente inspirada, además de ser inerrable e infalible en sus declaraciones de la verdad, se sostiene que la guía perfecta y sobrenatural de Dios es suministrada a toda palabra de la Escritura, de tal forma que la Biblia pueda ser considerada como una precisa y exacta declaración de la verdad divina.
Conclusión
Un buen argumento en defensa de la autenticidad de la Biblia y sus autores como mensaje unificado es el de Josh McDowell, quien dice: Toma diez autores contemporáneos y pídeles que escriban sus puntos de vista sobre un tema polémico. ¿Estarán todos de acuerdo? No, tendríamos desacuerdos entre un autor y otro. Ahora considera la autoría de la Biblia. Todos los autores, en un período de mil quinientos años, escribieron sobre muchos temas polémicos y no se contradijeron. Esto da a entender que hay un solo autor que los guió a todos como dice 2 Pedro 1:21 “…porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirado por el Espíritu Santo.”
Dios inspiró la Biblia de una manera verbal y plenaria, pero la inspiración solamente se limita a los que escribieron los documentos originales. Los escribas, copistas y traductores de los manuscritos originales no gozaron de inspiración divina pero fueron muy meticulosos en su trabajo, su meta fue la perfección completa. Hoy tenemos un gran número de manuscritos bíblicos para detectar incluso las variaciones más insignificantes, y para hacer las comparaciones respectivas.
El cristiano puede descansar seguro sabiendo que en sus manos tiene un Libro de origen divino. Él no necesita adivinar qué partes de la Biblia son inspiradas o no. Y él puede saber que Dios inspiró Su Palabra de una manera verbal y plenaria.