Después que el Diluvio exterminó la mayor parte de la vida en la Tierra, Dios hizo pacto con los humanos que sobrevivieron a esta catástrofe. Dentro de las condiciones del pacto, Dios incluyó la prohibición de comer “carne con su vida, que es su sangre” (Génesis 9:4). Siglos después, cuando Dios dio los mandamientos al pueblo israelita, confirmó Su prohibición del consumo de sangre. Otra vez la razón fue: “Porque la vida de la carne en la sangre está” (Levítico 17:11; cf. vs. 14).
Sin embargo, no siempre se aceptó la idea que la sangre es fundamental para la vida. Tanto Hipócrates como Galeno, dos figuras destacadas en la historia de la medicina en la antigua Grecia, contribuyeron a la formulación de la teoría de los humores, esta teoría, que también influyó en otras culturas, como la romana e islámica, se basaba en la idea de que el equilibrio de cuatro fluidos corporales, llamados «humores», era crucial para la salud física y mental de una persona. Estos humores estaban asociados con ciertas cualidades y elementos, y su equilibrio o desequilibrio se pensaba que afectaba la salud y el temperamento de una persona.
Los tratamientos médicos basados en la teoría de los humores se centraban en restablecer el equilibrio de los fluidos (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) mediante diversas prácticas, como la sangría, el uso de purgantes, la dieta y otros métodos.
En cuanto a las prácticas de sangrado en la medicina antigua, es cierto que se creía que eliminar una cantidad de sangre del cuerpo podía equilibrar los humores y tratar diversas enfermedades.
William Harvey fue un médico inglés que realizó contribuciones significativas al entendimiento del sistema circulatorio y, por ende, desafió las ideas prevalecientes de la época, incluida la teoría de los humores.
En 1628, Harvey publicó su obra más importante, «Ejercicio Anatómico sobre el Movimiento del Corazón y la Sangre en los Animales”. En esta obra, Harvey describió y demostró el concepto de circulación sanguínea en el cuerpo. Su principal contribución fue la idea de que la sangre se bombea desde el corazón y circula continuamente por el cuerpo a través de las arterias y las venas.
En lugar de seguir la creencia antigua de que la sangre se consumía o se transformaba en diferentes sustancias en el cuerpo, Harvey propuso que la sangre se movía en un circuito cerrado, impulsada por el corazón. Esto contradecía la teoría de los humores, que sostenía que la sangre era solo una de las cuatro sustancias corporales básicas y que la salud estaba relacionada con el equilibrio de estas sustancias.
El trabajo de Harvey sentó las bases para una comprensión más precisa de la circulación sanguínea y contribuyó a la transición de la medicina basada en la teoría de los humores hacia una perspectiva más científica y fisiológica. A medida que sus ideas se difundieron y fueron aceptadas, ayudaron a cambiar el paradigma médico de la época y sentaron las bases para desarrollos futuros en la anatomía y la fisiología.
Después de la investigación de Harvey, muchos médicos todavía siguieron practicando el procedimiento de sangría. De hecho, George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, murió después de un proceso de sangrado. En diciembre de 1799, Washington contrajo una infección en las vías respiratorias superiores, que hoy en día se cree que pudo haber sido difteria o epiglotitis. En un intento de tratar su enfermedad, los médicos de la época, influidos por la teoría de los humores, llevaron a cabo procedimientos de sangrado en Washington.
A lo largo de varios días, se realizaron múltiples sangrías, lo que implicó la extracción de grandes cantidades de sangre de Washington. Desafortunadamente, en lugar de mejorar su condición, estas prácticas contribuyeron a debilitar aún más al presidente, y finalmente falleció el 14 de diciembre de 1799.
Este episodio histórico sirve como ejemplo de cómo las prácticas médicas de la época, basadas en conceptos como la teoría de los humores, eran a menudo perjudiciales y no estaban respaldadas por el conocimiento médico moderno. Con el tiempo, la medicina ha avanzado significativamente, abandonando métodos antiguos que se demostraron ineficaces o dañinos.
Pero, ¿Cómo se explica el hecho que la Biblia registre esta verdad médica miles de años antes de su descubrimiento?