“Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria”. Lucas 2:1-2
La explicación acerca de los dos censos durante los mandatos de Cirenio (Publio Sulpicio Quirino) y la meticulosidad de Lucas como historiador es una defensa convincente contra la acusación de anacronismo en Lucas 2:1-2.
Primero, es importante reconocer que Lucas tenía un propósito claro al escribir tanto su Evangelio como el libro de los Hechos: proporcionar un relato ordenado y preciso de los eventos relacionados con la vida de Jesús y el desarrollo temprano de la iglesia cristiana. En Lucas 1:3, menciona que ha investigado cuidadosamente todo desde el principio para escribir un relato ordenado. Este enfoque meticuloso sugiere que Lucas estaba muy consciente de la cronología de los eventos que describía.
En cuanto a los censos bajo Quirino, es notable observar que Quirino efectivamente gobernó Siria en dos momentos diferentes y se realizaron dos censos durante sus mandatos[1]. El primer censo, mencionado en Lucas 2:2, tuvo lugar durante su primer mandato como gobernador, coincidiendo con el tiempo del nacimiento de Jesús. El segundo censo, mencionado en Hechos 5:37, se refiere a un evento posterior asociado con una revuelta liderada por Judas de Galilea, que tuvo lugar alrededor del 6-7 d.C., como lo documenta el historiador judío Flavio Josefo[2].
Lucas, al mencionar específicamente el «primer censo» en Lucas 2:2, demuestra una consciencia clara de estos dos eventos distintos. Esta precisión sugiere que Lucas no solo estaba al tanto de los censos, sino que también tenía un conocimiento detallado de la administración romana en Siria[3]. Esto respalda la idea de que Lucas era un historiador cuidadoso y meticuloso, capaz de distinguir entre eventos similares pero distintos en el tiempo.
Además, la mención de Quirino en Lucas 2:2 como gobernador durante el primer censo y la referencia posterior en Hechos 5:37 a la revuelta de Judas de Galilea durante el segundo censo refuerza la idea de que Lucas estaba bien informado sobre la cronología de los eventos. Este detalle es significativo porque sugiere que Lucas tenía acceso a fuentes confiables[4] y estaba comprometido con la exactitud histórica en su relato.
Es también crucial considerar el contexto en el que Lucas estaba escribiendo. Los Evangelios y los Hechos fueron escritos en una época en la que muchos testigos oculares de los eventos todavía estaban vivos, lo que habría proporcionado una verificación adicional de la exactitud de su narrativa. La comunidad cristiana primitiva habría tenido un interés significativo en la precisión de estos relatos, y cualquier error garrafal en la cronología habría sido rápidamente cuestionado y corregido.
En conclusión, la explicación de los dos censos bajo los mandatos de Quirino, junto con la meticulosidad de Lucas como historiador, proporciona una defensa sólida contra la acusación de anacronismo. La distinción clara que Lucas hace entre los dos censos y su atención al detalle cronológico sugieren que su relato es históricamente fiable y bien investigado. Por lo tanto, es razonable confiar en la precisión de Lucas y considerar que su mención del censo durante el primer mandato de Quirino es coherente con la evidencia histórica disponible.
[1] Schürer, E., Vermes, G., Millar, F., & Black, M. (2008). Historia del pueblo judío en tiempos de Jesucristo (Vol. 1, pp. 416-418). Ediciones Cristiandad..
[2] Josefo, F. (2014). The Jewish War (Antigüedades de los Judíos, Libro 18, Capítulo 1, Sección 1, pp. 416-418). Bloomsbury T&T Clark.
[3] Sherwin-White, A. N. (1963). Roman Society and Roman Law in the New Testament (pp. 164-170). Oxford University Press.
[4] Bauckham, R. (2006). Jesus and the Eyewitnesses: The Gospels as Eyewitness Testimony (pp. 91-96). Eerdmans Publishing Co.