Durante los dos siglos de la supremacía del TR, se fue acumulando evidencia textual que indicaba que podía producirse un texto “más preciso”.
Pudieron estudiarse entonces mss griegos más antiguos. En 1627 llegó a Inglaterra, como regalo de Cirilo Lucar, patriarca de Constantinopla, el Códice Alejandrino, del siglo V.
Hagamos un repaso a los principales eruditos que pusieron las bases para el texto crítico (TC)
La Biblia políglota de Londres.
Por el año 1657 apareció en Inglaterra la Biblia políglota de Londres, editada por Brian Walton (1600 -1661). Su quinto volumen contenía el NT con las variantes del Códice Alejandrino, designado A, al pie de la página. El sexto volumen contenía un aparato crítico donde aparecía la primera colección sistemática de diferencias con respecto al TR, recogida de «más de cuarenta antiguos manuscritos griegos». Entre éstos estaban el Códice Beza (siglo V) y el Códice Claromontano (siglo VI). También aparecían las variantes de la Vulgata latina, la Peshito siríaca, y versiones etiópicas y arábigas.
Juan Mill.
En 1707 John Mill (1645-1707), después de treinta años de trabajo produjo una colección de unas 30.000 variantes o diferencias con el TR en las notas y los apéndices de su NT griego.
Ricardo Bentley.
Si bien se hicieron intentos de mejorar el texto tradicional, nadie tuvo el valor de abandonar el TR y comenzar de nuevo a partir de los mss griegos antiguos. En 1720 Richard Bentley (1662-1742), ilustre erudito clásico, publicó su Proposalsfor Printing a Critical Edition of the New Testament (Propuestas para la Impresión de una edición crítica del Nuevo Testamento). Se proponía preparar el NT griego y latino que correspondiera, según él lo creía, con el texto del siglo IV. Pero el gran profesor de la Universidad de Cambridge murió antes de poder desarrollar sus planes. Su importancia radica mayormente en el estímulo que les dio a otros para estudiar los manuscritos.
Bengel.
En 1734 John Albert Bengel (1687-1752) publicó el TR, pero por primera vez clasificó las variantes que aparecían en el margen bajo cinco categorías, según el grado de superioridad, igualdad o inferioridad de cada una en relación con el texto impreso. También propuso que en vista de que la gran mayoría de los mss del NT se habían escrito después del siglo X, los mss debían evaluarse y no contarse. Si se escogía una determinada variante en base a que aparecía más veces que otra, se estaría eligiendo un texto de fines de la Edad Media.
Wettstein.
Juan Jacobo Wettstein (1693-1794) es notable por dos contribuciones importantes: (1) su enumeración de los manuscritos, y (2) su colección de materiales. Distinguió a los manuscritos en mayúscula o unciales por medio de letras mayúsculas; a los manuscritos en minúscula, los designó con números arábigos. Este sistema aún perdura. En su NT griego (1751 – 1752) aparecían variantes de más de 300 mss y también una colección de paralelos con pasajes del NT, de escritores clásicos, judíos y cristianos, que aún es consultada por los estudiosos.
Semler y Griesbach.
La idea de clasificar los manuscritos fue desarrollada aún más por Juan Salomón Semler (1725-179l) y Juan Jacobo Griesbach (1745-1812). Ambos dividieron los mss del NT en tres categorías. Además, dos de las reglas de Griesbach en cuanto a la crítica textual todavía tienen aplicación: el texto más corto debe preferirse al más largo, y el de más difícil lectura debe preferirse antes que el más fácil. Su edición, publicada después de los trabajos de Mill, Bengel y Wetstein, asentó ciertamente las bases de la crítica moderna.