
Durante siglos la transcripción de manuscritos fue la única manera de transmitir las Escrituras. Pero cuando el Dios verdadero vino a ser conocido y adorado por pueblos que no entendían los idiomas originales de los escritos sagrados, fue necesario también traducir éstos a otras lenguas. Así se originaron las versiones, nombre con que se conocen las traducciones de las Sagradas Escrituras.
TIPO DE TRADUCCIONES
Antes de avanzar en nuestro estudio de las traducciones nos conviene conocer algunas definiciones que tienen relación con ellas.
La Transliteración
Es la transcripción de palabras de una lengua con los signos alfabéticos de otra. Así, por ejemplo, la transliteración de la palabra AMEN es AMEN también en caracteres griegos y AMEN en latín. En la práctica, la transliteración implica la introducción de vocablos extranjeros en una lengua determinada y es muy pertinente cuando esos vocablos son intraducibles. Tal cosa ha sucedido con cierto número de palabras griegas y hebreas como consecuencia de la traducción de las Escrituras. Algunos de ellos son:
- «bato» (1 Reyes 7:26,38; 2 Crónicas 2:10; 4:5; Esdras 7:22; Isaías 5:10etc).
- «leviatán» (Job 3:8; 41:1; Salmos 74:14; 104:26; Isaías 27:1).
- «querubín» (Génesis 3:24; Isaías 37:16 etc.).
- «estatero» (Mateo17:27).
Generalmente los vocablos extranjeros toman la forma peculiar de la lengua a la cual son transliterados. Pero a veces la transliteración ha sido excesiva, pues esos vocablos extranjeros se habrían podido traducir.
La traducción literal
Es la que transmite hasta donde sea posible el significado exacto de las palabras originales. Sigue el texto original palabra por palabra y por lo tanto refleja los giros propios de la lengua de éste y no los de su propio idioma. Note, por ejemplo, la traducción literal de las siguientes expresiones inglesas:
- «Good morning, how do you do?» – «Buena mañana, ¿Cómo hace?»
- «I’m hungry.» – «Estoy hambriento».
- «How old are you?» – «Cuán Viejo es usted?»
Estos giros son extraños al genio de nuestra lengua, ¿no es verdad? Pero no menos extraños, y hasta chocantes a veces, son algunos hebraísmos y helenismos que hallamos en nuestras versiones castellanas de la Biblia. Veamos algunos ejemplos:
- «…lleno de días…» (Génesis 25:8)
- «…carne y sangre…» (Gálatas 1:16; Efesios 6:12; Hebreos 2:14)
- «…hijos de desobediencia…» (Efesios 2:2)
- «…hebreo de hebreos…» (Filipenses 3:5)
La expresión equivalente
Es el giro que siendo propio de un idioma corresponde exactamente al de otro. En cierto sentido es la contraparte de la traducción literal. Así la expresión inglesa «excuse me», usada al pasar enfrente de una persona, significa literalmente «discúlpeme»; pero su equivalente castellano es «permiso». Y algunos de nuestros modismos, como «meter la mano» o «meter la pata», sólo tendrán significado en un idioma extranjero si se los traduce por sus respectivas expresiones equivalentes.
Isaac, Siquem, circuncisión, filacterias, redes de pescar, ovejas, arena y norte—estos son sólo unos pocos de los términos o conceptos que no les son familiares a algunos de los pueblos de hoy.
Los esquimales tal vez no conozcan la arena y las ovejas. Las personas que viven en una zona montañosa lejos del mar tal vez no estén familiarizadas con la pesca. Muchas culturas no tienen conocimiento de la terminología religiosa judía, ni de sus figuras históricas. “Donde sale el sol” puede ser el único término para “oriente” en algunas zonas del mundo.
A veces, el vocabulario que falta puede ser reemplazado por una frase descriptiva. Pero, por ejemplo, traducir “oveja” diciendo que “es un animal de cuatro patas cuya lana se usa para hacer ropa”, pasa por alto el papel de la oveja en el sistema de sacrificios de los judíos y crea problemas difíciles de manejar para el flujo natural de la traducción.
El papel de la oveja en los sacrificios judíos podría ser captado describiendo a una oveja como “un animal de cuatro patas que los judíos usaban como ofrenda por el pecado”, pero esto no es muy pertinente en el Salmo 23, donde el énfasis está en el cuidado más que en el sacrificio de la oveja. En los lugares donde esos problemas no pueden ser resueltos por la traducción en sí, tal vez no haya más alternativa que usar materiales suplementarios tales como notas al pie de página o un diccionario. O puede ser necesario confiar enteramente en la enseñanza.
Sólo en tiempos recientes se le ha dado importancia a las expresiones equivalentes en las traducciones de la Biblia; pero aún subsisten en ellas muchos hebraísmos y helenismos. Uno de éstos es «echar (o traer) la sangre» (Hechos 5:28). La expresión equivalente en castellano es «echar la culpa (o culpar) de la muerte».
La interpretación
Es la explicación del sentido de una palabra o frase. En otras palabras, la interpretación tiene que ver no con lo que el autor dice, sino con lo que quiere decir. Por lo que respecta a las versiones, la interpretación es muy necesaria cuando la traducción es literal, ya que los hebraísmos y helenismos que ésta contiene son frecuentemente incomprensibles para el lector común. Génesis 8:4 bien puede ilustrarnos esto. En efecto, es imposible concebir que el arca de Noé reposara en varios montes, a menos que interpretemos «los montes» de Ararat como uno solo de ellos.
La adaptación
Es la sustitución de ciertas ilustraciones de una obra original por otras más comprensibles a los lectores de una traducción de esa obra. Por ejemplo, un escritor norteamericano se refiere generalmente al golf o al béisbol en sus ilustraciones deportivas. Si su obra se traduce a las lenguas de las naciones latinoamericanas, será mejor sustituir esas ilustraciones por las del fútbol, ya que este deporte es más conocido que los otros en la mayoría de las antedichas naciones. Los escritos sagrados se valieron de excelentes ilustraciones para comunicar las verdades divinas a sus contemporáneos. Muchas veces, sin embargo, estas ilustraciones son oscuras para los lectores de una versión algo literal de la Biblia. -Se hace necesario entonces «ilustrarlas» a su vez para hacerlas inteligibles! Sin duda Isaías no se habría referido a la «grana» ni a la «nieve» si hubiera escrito para un pueblo, como algunos de la actualidad, que no conocen ni una ni otra (Isaías1:18). Y si Miqueas hubiera profetizado en nuestros días de la futura paz mundial, habría dicho que las naciones «convertirán sus tanques en tractores» (Miqueas 4:3). Así también los traductores de la Biblia han tenido que recurrir a múltiples adaptaciones para expresar con claridad las verdades divinas en las lenguas y dialectos de los pueblos primitivos.
La traducción libre
Es la que transmite el sentido general del texto original en vez de cada una de sus palabras. Es por lo tanto la antítesis de la traducción literal. La traducción libre incluye expresiones equivalentes, interpretaciones y adaptaciones.
Traducción con notas aclaratorias
Algunas palabras o combinaciones de palabras no se conocían antes que se usaran en las Escrituras, así que ni los traductores mismos tenían la clave de sus significados. Ahora hay menos de esas palabras, principalmente debido a que la evidencia arqueológica ha llenado muchos espacios en blanco. Cuando no se sabe el significado de un pasaje en la traducción, por lo general se usa una deducción basada en lo que se sabe y una nota marginal indica la naturaleza del problema. Algunas veces se conoce el significado de cada una de las palabras y la gramática puede ser clara, pero la secuencia específica de las palabras no tiene sentido para nosotros. Uno de tales pasajes es Marcos 9:49 “Porque todos serán salados con fuego”