Durante siglos la esclavitud reinó en algunas partes de América, forzando a todo un pueblo a una vida de sufrimiento y servidumbre. Viviendo bajo el pulgar de este sistema opresivo, la joven Harriet Tubman rezó incesantemente para que ella y su familia fueran liberados. Poco sabía que Dios la usaría a ella y a su fe resuelta en Jesús para rescatar no sólo a su propia familia, sino también a cientos de otros afroamericanos esclavizados.