El joven y brillante Agustín piensa que la religión de su madre es una tontería. Cuando el imperio decide hacerse cargo de la basílica cristiana, Agustín se prepara para dar el discurso de su vida, uno que frenará la creciente marea de influencia del cristianismo. Con su devota madre y el inquebrantable obispo Ambrosio a un lado y los soldados armados y enojados al otro, Agustín debe elegir a quién va a servir.