La Hipótesis Documental

Durante casi quince siglos el mundo cristiano continuó pensando que Moisés es el autor de los cinco primeros libros de la Biblia, y a nadie se le ocurrió jamás ponerla en duda, pero actualmente ya no se cree así. En el siglo XVI las cosas empezaron a cambiar. Un teólogo alemán, llamado Bodenstein von Karlstadt, comenzó a sospechar que el capítulo 34 del Deuteronomio, donde se narra precisamente “la muerte de Moisés”, no podía haber sido escrito por él mismo. Además, a continuación de su muerte se dice: “Y no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés” (v.10), lo cual supone que, al redactarse esto, ya habían transcurrido muchos años de su muerte.

Por lo tanto, en 1520 Karlstadt publicó un libro en el que afirmaba que Moisés no pudo haber sido el autor de todo el Pentateuco.Esto repercutió en los filósofos Thomas Hobbesy Baruch Spinoza e incluso a este último, la obra le pareció“tan claro como el sol.”

Desde entonces empezó a ser cada vez más discutida la autenticidad mosaica del Pentateuco, hasta llegar a atribuir su composición a Esdras. Incluso el católico Richard Simon (1638-1712), oratoriano francés, se atrevió a sostener que Moisés no fue el autor del Pentateuco; pero su tesis escandalizó a Bossuet, uno de los más eminentes teólogos franceses de la época, de forma que Simon se vio obligado a dejar su orden.

Pero sería el francés Jean Astruc quien, revolucionará los estudios del Pentateuco. Era médico de cabecera del rey Luis XIV, y al parecer el monarca gozaba de buena salud, porque Astruc disponía de mucho tiempo para leer la Biblia.

Leyendo el Génesis y los dos primeros capítulos del Éxodo, el curioso médico había observado que Dios era llamado a veces con el título de Elohim y a veces con el nombre de Yahvé. Y se preguntó: ¿Es posible que un mismo escritor diga primero 35 veces Elohim, y luego 18 veces Yahvé? ¿No será que hay dos autores, y cada uno utiliza un nombre de Dios distinto del que utiliza el otro?

Así, en 1753 escribió un libro donde propuso la hipótesis de que el Pentateuco fue escrito por dos autores. Uno de ellos fue llamado «Yahvista», y el otro, «Elohista». Esta teoría marcará un hito en la historia de las investigaciones posteriores.

Desde 1780 en adelante Johann Gottfried Eichhorn extendió el análisis de Astruc más allá del Génesis a todo el Pentateuco, y por 1823 llegó a la conclusión de que Moisés no había participado en la escritura de este. En 1805 Wilhelm de Wette concluyo que la Tradición deuteronómica representaba una tercera fuente independiente y había llegado a la conclusión de que ninguno de los textos del Pentateuco fue compuesto antes de los tiempos de David. Por 1822, Friedrich Bleek identifico el Libro de Josué como una continuación del Pentateuco a través del Deuteronomio, mientras que otros identificaban signos de la Tradición deuteronómica en el Libro de los jueces, el Libro de Samuel, y el Primer libro de los reyes.

En 1853 HermannHupfeld sugirió que la tradición elohista era en realidad dos fuentes que deberían ser separadas. Así, aisló la tradición sacerdotal; Hupfeld también enfatizo la importancia del «Redactor«, o último editor, en la producción de la Torá desde las cuatro fuentes. No todo lo del Pentateuco se remontaba a una de las cuatro fuentes: numerosas secciones más pequeñas fueron identificadas, como el Código de santidad contenido en Levíticos 17 a 26.

Así nació la Hipótesis Documental. Básicamente, esta asevera la existencia de ciertos fenómenos en el texto del Pentateuco, como por ejemplo:

  • Existen contradicciones en el relato bíblico
  • Se repite información
  • Se utilizan vocablos anacrónicos[1] al tiempo de Moisés
  • Hay diferencias de estilo y contenido

Se llegó a la conclusión definitiva de que Moisés no pudo haber escrito el Pentateuco, porque un solo autor no caería en todos esos “errores”. Pero si Moisés no lo escribió ¿entonces quién lo hizo?

Para ubicarnos mejor, a las cuatro fuentes les fueron asignadas letras para identificarlas

  • La fuente Jehovista o Yahvista, recibe la letra “J”
  • La fuente Elohísta, recibe la letra “E”
  • La fuente Deuteronomio, recibe la letra “D”
  • La fuente sacerdotal (Priestly), recibe la letra “P”

Los estudiosos también trataron de identificar la secuencia de fechas de las cuatro fuentes, y proponer quien pudiera haberlas escrito, argumentaron varias La fuente Jehovista o Yahvista composiciones, en el orden PEJD, o EJDP, o JEDP

Los estudios de K.H. Graf (1865), el cual admitía las cuatro fuentes de Hupfeld, propusieron una fecha distinta para los documentos; en particular, P («sacerdotal») sería el documento más reciente, de la época del destierro o posterior al mismo.

Con estos descubrimientos a mano, sólo faltaba alguien que pudiera hacer una síntesis y presentar una hipótesis satisfactoria.

Entonces apareció en escena Wellhausen. Recogió los datos nuevos que habían ido apareciendo, les dio mayor precisión científica, ordenó cronológicamente estas fuentes y sostuvo que la mayoría de los libros del AT recibieron su forma actual después del retorno de los judíos de la cautividad en Babilonia en el año 536 a.C. 1878 estuvo en condiciones de presentar, por primera vez, su nueva hipótesis documental que él mismo denomina: la «teoría de los cuatro documentos del origen del Pentateuco», llamada también, en homenaje a él, «teoría wellhauseniana» o “JEDP”.

Según esta Hipótesis Documental (DH), el Pentateuco no sería obra de Moisés sino el resultado de una compilación de cuatro escritos, que en un principio eran independientes y que luego se fusionaron en uno solo por una serie de redactores.

Aunque su trabajo originalmente apuntó a la Torá, muchos otros eruditos posteriores han extendido su método y conclusiones a los restantes libros del Antiguo Testamento.

Las cuatro letras de las fuentes tienen maso menos esta implicación:

La Fuente Jehovista o Yahvista.

La “J” o también yahvista,  habría sido el primero y se habría redactado en torno al s. IX a.C., ya durante los reinados de David y Salomón. Su(s) redactor(a) supuestamente vivió en 950- 800 a.C. Él /ella/ellos, se alega, juntaron los mitos y las leyendas de Babilonia y otras naciones y se las añadieron a las historias de ’campamento’ de los Hebreos.

La Fuente Elohísta.

La “E” o elohista, había sido escrito algo después del s. IX a. C., recogería fundamentalmente tradiciones del reino del Norte. Estos dos documentos habrían sido unidos en uno solo, el JE, quizá hacia el 650 a.C., aunque el que supuestamente los juntó preservó ocasionalmente los relatos distintos que sobre el mismo hecho hicieron J y E.

La Fuente sacerdotal (Priestly).

Durante el exilio de Babilonia, se escribió un tercer documento, la “P”, de origen sacerdotal. Dedicado fundamentalmente a cuestiones de carácter ritual, pero también a las genealogías, en algún momento del s. V a.C., este código sacerdotal se habría entrelazado con J y E.

La Fuente Deuteronomio.

Finalmente la “D”, supuestamente escribió la mayor parte de Deuteronomio, un texto que pudo aparecer durante la reforma del rey Josías en el s. VII (2 Reyes 22:8), así nos encontraríamos con todos los materiales que forman el Pentateuco aunque la forma actual no la tendría hasta el 400 a. de C.

Es fácil introducir a alguien a la teoría JEDP apuntándolo a los siguientes argumentos: dos relatos de la creación (Génesis 1 – 2), La lista de los reyes de Edom, que aparece en el Génesis, viene prolongada por la siguiente expresión: «y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel, fueron estos:» (Génesis 36:31). Saúl fue el primer rey de Israel, y existió siglos después de Moisés; por lo que mal podría éste hacer referencia a rey alguno de Israel. Génesis 14: 14 cuenta que Abraham persiguió a sus enemigos «hasta Dan». Pero Dan no recibió este nombre hasta el tiempo de los Jueces, después de la época de Moisés». En Génesis 21:34 y 26:14-18 se menciona a los filisteos, pero éstos no aparecen sino mucho tiempo después de Moisés, alrededor del 1200 a.C. A mayor abundamiento, Deuteronomio 34: 1-8 narra la muerte de Moisés. Todos estos datos aparentemente anacrónicos hacen dudar a las mentes débiles y carnales.

Pero después de todo, esta teoría, quizás no suena tan descabellada, y además parece académicamente correcta, pero una vez que se consideran sus desastrosas implicancias ya no suena tan bien. Por ejemplo menosprecia la autenticidad de los relatos del Génesis sobre la Creación, la Caída, el Diluvio, la religión de Israel y los hechos sobrenaturales que la enmarcan son un invento. No hay éxodo (algunos críticos dudan que Israel haya estado alguna vez en Egipto), no existió ni Abraham ni ninguno de los patriarcas y sus historias, por lo tanto, son falsas. El tabernáculo no fue dado por Dios, ni menos los 10 mandamientos en el desierto, en pocas palabras, presupone que todo el Antiguo Testamento es un fraude literario gigante, y pone en entre dicho, no sólo la integridad de Moisés, sino la confianza digna en la divinidad de Jesús, todo es un invento, que hace completamente vana nuestra fe, además ataca la inerrancia y la inspiración de la Escritura y la reduce a una mera composición humana, en vez de una obra de inspiración divina ¡Con razón los críticos la han abrazado tan calurosamente! Está basada en un intelectualismo insípido, que se sigue enseñando a los futuros líderes cristianos.

Casi todos los institutos bíblicos y seminarios “liberales”, al igual que algunos que profesan una doctrina evangélica tradicional tristemente enseñan la “hipótesis documental” como verdad.

Josh McDowell, en su libro “Nueva Evidencia que Demanda un Veredicto” dedica 7 capítulos a tratar este tema. Este es un muy buen punto de partida para todo aquel que quiera introducirse en el estudio apologético de este tema. Puede ser un poco complejo de comprender sin haber tenido estudios de Introducción al Pentateuco o estar familiarizado con el texto bíblico. De todas maneras, creo que es un buen punto de partida, debido a que la bibliografía en español de este tema es muy limitada. Quizás, después de McDowell, la lectura del libro de Introducción al Antiguo Testamento de Gleason Archer es concluyente y contundente. Para bibliografía más especializada en inglés, “The Art of Biblical Narrative” de Robert Alter es lo mejor que hay y se le considera como el estudio que destruyó la Hipótesis Documentaria. La popularidad de la Hipótesis Documentaria es aún muy fuerte, porque sus defensores han apuntado hacia los puntos más fuertes de la teoría, obviando sus tremendas debilidades metodológicas. Su popularidad entonces, se basa en su presentación, no en su contenido, ella es la madre que parió a la metodología de la Alta Crítica aplicada al AT.


[1] Que está en desacuerdo con la época presente o que no corresponde a la época en que se sitúa.

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Geycer Paredes

Pastor - Maestro de la Biblia, Coordinador académico de la Universidad Bíblica de las Américas en Perú. Autor de libros relacionados con la hermenéutica e Historia Bíblica. Director académico en el Instituto Bíblico Betania.

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