La Biblia cristiana tiene dos grandes partes desiguales llamados: Antiguo y Nuevo Testamento. Los términos Antiguo y Nuevo testamento sirve para hacer referencia a la «alianza» o «pacto» sellado entre Dios y la raza humana; estos términos de Antiguo y Nuevo Testamento sólo se empezaron a usar a fines del siglo II d.C. Los primeros en utilizar esta expresión aplicada a todos los libros fueron Tertuliano y Orígenes.
Cada una de estas partes es en realidad una colección de escritos conocidos comúnmente como libros. La primera parte, denominada Antiguo Testamento, se compone de 39 libros y la segunda, o Nuevo Testamento, de 27.
El término «testamento» procede del latín «testamentum», siendo ésta la traducción del vocablo griego «diatheke», que no solo significa «testamento» sino también «pacto» o «convenio» entre dos partes.
En el Antiguo Testamento la LXX (Septuaginta) emplea «diatheke» como traducción de la palabra hebrea «berith«, la cual siempre significa «pacto» o “acuerdo” la cual deriva de un verbo que significa cortar o dividir, en alusión a una costumbre sacrificial relacionada con la celebración de un pacto (p.ej., Génesis 15:10 : “partió”; Jeremías 34:18-19 : “dividiendo”). En contraste al término castellano “pacto”, que significa una mutua obligación de dos o más partes, comprometiéndose cada una de las partes a cumplir sus obligaciones, diatheke no implica por sí mismo la idea de obligación mutua, sino que mayormente significa una obligación asumida por una sola persona. Por ejemplo, en Gálatas 3:17 se utiliza como una alternativa a “promesa” (vv. 16, 17 y 18).
De acuerdo con las antiguas versiones griegas de la Escritura, las dos secciones principales debieran llamarse más bien «El Antiguo Pacto» y «El Nuevo Pacto», o mejor aún, «Los Libros del Antiguo Pacto» y «Los Libros del Nuevo Pacto». Desafortunadamente la palabra Testamento fue la que sobrevivió aunque no son “testamentos” en el uso común del término.
Pero ¿por qué llamar pacto a una colección de libros?
Aunque en el AT se mencionan varios pactos de Dios con los hombres (Génesis 9:9; 15:18; Éxodo 2:24; 24:6-8), el principal fue el que hizo con Israel en el monte Sinaí, este pacto quedó consignado en un libro, el cual sin duda contenía las palabras de Dios que Israel se comprometió a cumplir (Éxodo 24:4,7).
A este mismo pacto se refirió el profeta Jeremías cuando lo comparó con el Nuevo Pacto que Dios haría con su pueblo y que siglos después sería hecho efectivo por Cristo Jesús (Jeremías 31:31-34; Mateo 26:28).
Pablo se refiere a estos dos pactos en 2 Corintios 3:6,14 y es el primero que llama «antiguo pacto» a los libros del AT. Y por la misma razón los cristianos de los primeros siglos hicieron extensivo el nombre «nuevo pacto» a los libros del NT.
Muy buenas publicaciones,y muy simples y didácticas de fácil comprensión.