No existen manuscritos del NT en griego, exactamente iguales. Humanamente hablando, tal cosa no puede evitarse. Sería casi imposible, que dos personas copiaran a mano todo el texto griego del NT sin hacer ningunos errores. Y los libros del NT fueron todos copiados a mano por más de mil años antes del comienzo de la edad de la imprenta, a mediados del siglo XV. Hay dos clases principales de errores no intencionales hechos por los copistas. Estos son errores del ojo y errores del oído.
Errores del ojo
Tales errores son casi inevitables para cualquiera persona que copia un documento largo. Pero varios factores agravan el problema en lo que toca al NT en griego. Primero, en los manuscritos griegos más antiguos no hay divisiones en capítulos y versículos. Tampoco hay la separación en oraciones, ni siquiera la división en palabras. Es como si escribiéramos el primer versículo del Evangelio de Lucas así:
PUESTOQUEYAMUCHOSHANTRATADODEPONER ENORDENLAHISTORIADELASCOSASQUEENTR ENOSOTROSHANSIDOCIERTISIMAS
Y así sigue línea tras línea, columna tras columna, a través de un libro entero del NT. Cuando una persona copiaba un manuscrito de otro, era fácil hacer una división equivocada entre palabras. Por supuesto generalmente captaba el error y lo corregía. Pero tomemos una combinación de letras como ésta: LAVALATINA. Sería posible dividirla así: «Lava la tina» por otra parte: “Lávala, Tina” ¡Bastante distinto el significado, desde luego! Pero tomemos otras combinaciones que se encuentran en nuestra Biblia: TUSOBRAS, PUESTOQUE, y NOTEMERAS. Podríamos dividir la primera así: «Tu sobras» o «Tus obras.» La segunda podría significar: «Pues, toque» o bien, «Puesto que.» La última puede dividirse en: «Note meras. . .» o «No temerás.» De esta clase se encuentran en los manuscritos griegos posteriores (o sea, del siglo XV) después que fue introducida la separación entre palabras. En segundo lugar los manuscritos griegos más antiguos comúnmente emplearon abreviaciones para tales palabras como Dios, Cristo, Jesús, e Hijo, con la línea arriba uniendo la primera y las últimas letras. Cristo aparece como XC, Jesús como IC, Hijo como YC, cada uno con una línea arriba. Es obvio que sería más fácil confundir estas abreviaturas que lo sería si se hubieran escrito las palabras completas. Hay un tercer tipo de errores todavía bastante común el pasar por alto alguna línea cuando dos líneas consecutivas comienzan o terminan con la misma palabra. Uno que frecuentemente prepara originales para que los copie un mecanógrafo pronto aprende a evitar esta trampa. Otro caso semejante es la omisión o la adición de frases u oraciones parecidas.
Errores del oído
Como ya hemos visto, los errores del ojo se ocasionaban cuando un escribiente copiaba de un manuscrito a otro. Pero a veces un hombre se sentaba en una mesa, leyendo un manuscrito lentamente en voz alta a un grupo de escribientes sentados delante de él. Esta era la única cara de publicaciones que había en esos días, y generalmente había no más que 40 escribientes trabajando a la vez, lo cual es una situación muy distinta a la de una imprenta moderna que puede publicar miles de copias idénticas de un libro. En el caso de un grupo que copiaba por dictado, los errores de oído sucederían inevitablemente. Lo mismo sucedería al copiar un manuscrito en castellano de la misma manera hoy día, porque hay palabras que suenan iguales, pero que tienen diferencias de ortografía y significado. Un escribiente lo oiría de una manera, mientras otro lo entendería de un modo distinto.
Gonzalo Baez-Camargo en su libro Breve Historia del Texto Bíblico explica: “El error de oído más común en griego es el llamado itacismo, pronunciar o escuchar como i los sonidos de las vocales eta, iota yúpsilon, y los diptongos ei, oi, y ui. La confusión más frecuente que puede producirse por itacismo aparece en los pronombres personales, por ejemplo, nosotros (gr. jemeis) y vosotros (gr. jumeis), si ambos se pronuncian jimis, pues el diptongo ei llegó a convertirse en i.” (págs. 64-65) Tenemos ahora más de 5 000 manuscritos del NT en griego, completos o en parte. Una comparación cuidadosa de ellos nos capacita para eliminar la mayoría de los errores ocasionados al copiar los textos. En los casos en que no podemos tener una seguridad absoluta respecto al texto original nos consuela el hecho que ninguna de estas lecturas variantes afecta adversamente ninguna doctrina de la fe cristiana.