El túnel de Ezequías es una de las obras de ingeniería más fascinantes del antiguo Israel, construida bajo el reinado del rey Ezequías de Judá a finales del siglo VIII a.C. Este túnel, también conocido como el túnel de Siloé, fue excavado en roca sólida y tiene una longitud de aproximadamente 533 metros. Su propósito principal era asegurar el suministro de agua a Jerusalén en caso de un asedio, desviando el agua de la fuente de Gihón hasta el estanque de Siloé, situado dentro de las murallas de la ciudad.
La existencia y la construcción de este túnel están bien documentadas en la Biblia. En 2 Reyes 20:20 y 2 Crónicas 32:30 se menciona cómo Ezequías desvió el curso del agua hacia el interior de la ciudad para protegerla de los asirios, quienes representaban una amenaza constante. La obra no solo demuestra la astucia y previsión del rey Ezequías, sino también el alto nivel de habilidad técnica alcanzado por los ingenieros hebreos de la época.
El túnel fue redescubierto en el siglo XIX y ha sido objeto de numerosas investigaciones arqueológicas desde entonces. Una de las pruebas más contundentes de su autenticidad y del ingenio de su construcción es la Inscripción de Siloam, un antiguo relieve en hebreo encontrado en el túnel en 1880. La inscripción describe el encuentro de dos equipos de excavadores que trabajaban desde extremos opuestos del túnel y se encontraron en el centro. Este logro es particularmente impresionante dado que la excavación se realizó sin la ayuda de herramientas modernas y muestra una comprensión avanzada de la topografía y la geología.
El texto de la inscripción relata: «Y este fue el relato del túnel mientras aún estaban excavando… los cavadores picaban uno frente a otro, pico contra pico; y entonces se dio la bienvenida… y los cavadores picaron cada uno para encontrarse con su compañero, pico contra pico; y las aguas fluían desde la fuente hasta el estanque, a una distancia de 1,200 codos…» Este relato no solo confirma la existencia del túnel y su propósito, sino que también da testimonio del proceso de construcción y la organización laboral de la época.
La Inscripción de Siloam se considera una de las más importantes hallazgos arqueológicos relacionados con el período bíblico. No solo proporciona una prueba tangible de la narrativa bíblica, sino que también ofrece una visión detallada de las habilidades técnicas y los logros del antiguo Israel. Los estudios arqueológicos en el túnel han revelado más detalles sobre las técnicas de excavación y las condiciones bajo las cuales se realizó la obra, proporcionando una imagen más completa de este logro monumental.
El túnel de Ezequías y la Inscripción de Siloam juntos representan una convergencia única de la historia bíblica y la evidencia arqueológica. A través de estos descubrimientos, se puede apreciar no solo la precisión de los relatos bíblicos, sino también la avanzada capacidad de ingeniería y el ingenio de los antiguos habitantes de Jerusalén. La preservación de estos hallazgos y su estudio continuo siguen siendo cruciales para nuestra comprensión de la historia antigua y la autenticidad de los textos bíblicos.