El TR no es un solo texto, las diversas ediciones del TR incluyen a Erasmo, ediciones 1516, 1519, 1522, 1527, 1535; Estéfano, ediciones 1546, 1549, 1550, 1551; Beza, ediciones 1565, 1567, 1580, 1582, 1588, 1589, 1590, 1598, 1604; Elzevir, ediciones 1624, 1633, 1641; Colinæus 1534 y Scrivener1881/1894.Las diferencias que hay entre una y otras son mínimas, ya que todos parten de una misma tradición textual.
El TR y sus diversas ediciones fueron ampliamente difundidas, reconocidas y aceptadas como el texto normativo de la iglesia protestante durante muchas décadas.
Pablo Besson, misionero suizo muy documentado en esta materia, afirma que el TR sirvió de base para traducir el NT de la versión llamada Peshitta. Esta versión fue hecha alrededor del año 170 de la era actual. Este dato envuelve extraordinaria importancia en lo que se refiere a la antigüedad del TR. A la versión Peshitta siguieron la Itala, la Vulgata y otras, traducidas todas del TR.
El Dr. Wilkinson nos dice que el primer editor del TR fue Luciano de Antioquía, en el siglo III, quien sacó a muchos de la incertidumbre en que se hallaban por causa de las ediciones y comentarios bíblicos del filósofo Orígenes.
Por otro lado, la crítica textual, dice: existen criterios generales, reglas a seguir, en cualquier análisis de crítica de los textos literarios históricos, reglas que no se pueden poner en tela de juicio. Pero en materia de Sagrada Escritura, no se pueden aplicar exactamente los mismos métodos que se aplican para la reconstrucción de cualquier texto literario antiguo. Por ejemplo, el criterio de textos antiguos que afirma que “cuanto más antiguo es el mss, tanto más fidedigno es debido a que se acerca más en el tiempo al autor original”, es válido en principio, pero cuando lo aplicamos al NT, no siempre es una regla absoluta, fallando muchas veces si se aplicara en forma matemáticamente rigurosa, teniendo en cuenta, por ejemplo, como bien dice el Dr. Scrivener (el tan famoso revisor del TR de fines del siglo XIX), que “la corrupción de los originales, se hizo sentir con mayor fuerza en los primeros cien años desde que los apóstoles dejaron la tierra”, y por eso a veces el TR es más fidedigno que los textos críticos más modernos, a pesar de que esta edición del NT fue un trabajo realizado en Europa trece siglos más tarde.
Considero que Erasmo, Beza, Estéfano y Elzevir hicieron un excelente trabajo en sus ediciones del TR, pero ellos no eran perfectos o inspirados; por tanto, no se debe enseñar que jamás podríamos desviarnos de su crítica textual conservadora, a pesar de su trabajo admirable. Ellos tuvieron que hacer decisiones textuales cuando hubo diferencias entre manuscritos, y no siempre estuvieron de acuerdo el uno con el otro; sin embargo, la labor de ellos es la mejor representación de la Palabra de Dios preservada en los manuscritos. Se deberán seguir usando las varias ediciones del TR como punto de partida en traducciones. El TR es una buena autoridad y, por tanto, es autoritario, pero no es la autoridad final.